Con la elección de multi-millionarios como presidentes en Chile y Argentina y con la llegada al poder político de representantes de la ultra-derecha en Colombia, Brasil y Paraguay, notamos una ruptura y un profundo giro hacia la derecha en la cultura política en América Latina. Después de la apertura del campo político hacia sectores subalternos desde los segmentos indígenas, afro-americanos y obreros, así como una más alta representación femenina en los parlamentos, actualmente estamos presenciando el regreso del hombre blanco de clase alta al campo político. Este resurgimiento del hombre blanco se da en una coyuntura global que se caracteriza por un grado de polarización de la estructura social que es único en la historia humana. El movimiento crítico del capitalismo Occupy Wall Street tiene el mérito de haber puesto en la mira al 1% de las personas más ricas del mundo.