Los actores religiosos no-católicos son el gran ausente en los procesos políticos oficiales internacionales en Centroamérica. No obstante, ellos cada vez más presentes en la vida cotidiana de cada vez más ciudadanos. A principios de la década de 1980, en Guatemala
había un porcentaje de más o menos 18 por ciento no-católico de la población y en Nicaragua un 10 por ciento. Hoy en día, en Guatemala esos grupos alcanzan un 45 por ciento y en Nicaragua llegan a un 40 por ciento. Además, es importante resaltar que quienes se identifican como no católicos son o recién convertidos o convertidos de segunda (o máximo tercera) generación y, por tanto, muy activos en asuntos religiosos. Tomando en cuenta esos datos, cada vez más sus líderes religiosos buscan influencia sobre las políticas nacionales y los votos de sus creyentes valen oro en las elecciones.